1. Debemos entender que el estrés responde a la adaptación al entorno y tiene su sentido biológico.
En muchas ocasiones, después de una experiencia estresante, nuestro cerebro y emoción quedan anclados pensando, “casi me alcanza”; o «voy a protegerme por si acaso”, que nos sigue conectando a lo que se ha vivido. Con este anclaje el organismo da una respuesta fisiológica como si aún estuviéramos en la situación de estrés (aumento, pulsaciones, aumento del cortisol, etc.). Tomar conciencia de esa respuesta hace que se cree el primer paso para la recuperación del equilibrio.
2. Observarte.
Debemos comprender que para nuestro inconsciente lo real y simbólico es lo mismo. El ser humano solo con imaginar una situación concreta puede generar estrés fisiológico. Cuando consideramos que nuestros pensamientos son verdad, el cuerpo se activa para protegernos.
Cuando esto sucede debemos reconocer si lo que nos decimos ahora nos lo hemos dicho ya antes y analizar como observador en qué circunstancias sucedió.
3. Aumentar la conciencia.
En la actualidad vivimos la misma reacción de supervivencia que antaño tenían nuestros ancestros, pero sin estar realmente en las mismas situación de supervivencia. Nuestra respuesta se corresponde a la misma emoción que ellos vivieron, aunque el escenario sea completamente distinto. Por ejemplo: Nuestra pareja hace un viaje solo y no podemos evitar pensar que está en peligro nuestra relación, necesitamos que vuelva, pensamos que puede pasarle algo o irse con otra persona. En este caso sería interesante observar las relaciones de nuestros antepasados, qué sucedió relacionado simbólicamente con esta situación. Podría ser que el abuelo fue a la guerra y no volvió, que se fue con su amante y dejó sola a la abuela con sus hijos, etc. El estrés que sientes, ¿en qué momento de la historia de tu familia pudo haber resultado útil? Tras tomar conciencia pregúntate, ¿te es útil a ti hoy en día?. Utiliza las ventajas que te aporta y desecha con amor lo demás. Nuestro diálogo interno está en sintonía con nuestro estado de salud. Lo que constantemente nos decimos tiene que ver con nuestras creencias y nuestros valores que son los mismos que los de nuestra familia. Conocer la información que condiciona nuestra vida y que nos une a las personas de nuestro entorno y a nuestros ancestros nos da paz. Y esa paz, es el punto de partida para una mejor gestión de la ansiedad y el estrés.
